ÉTICA Y PRODUCTOS FARMACÉUTICOS
Su enfermedad es mi sueldo
Alejandra Carmona
La Nación, Miércoles 30 de Agosto de 2006
Según Consumers International, las grandes compañías dedicadas a desarrollar medicamentos no utilizan siempre las formas más éticas para publicitar sus productos. Un tema que suena a canción vieja para algunos médicos y especialistas. Ellos creen que promover enfermedades es sólo una estrategia más para seguir alimentando el millonario negocio. Y su motor es el miedo.
Una investigación de Consumers International detectó graves faltas éticas en las estrategias que utilizan las farmacéuticas a la hora de publicitar sus productos. El estudio tomó en cuenta las prácticas en la República Checa, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Hungría, Portugal y Eslovenia.
Y los resultados no elogiaron precisamente la transparencia de las empresas. Se registraron 972 violaciones de las prácticas éticas de promoción de medicamentos. Entre ellas, más de un 35 por ciento estuvieron relacionadas a información engañosa sobre el fármaco.
Una de las prácticas que detectó el organismo, es que las empresas que entregan información sobre enfermedades, sobre todo las llamadas “de estilo de vida”, logran crear una mayor demanda de medicamentos para enfrentar sus males. De esta misma forma también generan una sensación de confianza hacia los consumidores.
Aunque el estudio de Consumers International es alarmante porque se trata de una industria que mueve cerca de 500 mil millones de dólares al año y por lo tanto su impacto es consecuente con esa cifra. Sus resultados no son ni tan nuevos ni desconocidos.
Ya hace cuatro décadas el historiador y crítico de la sociedad moderna, Iván Illich, se había referido a la “medicalización de la vida de los setenta”.
Hoy, que el marketing en el rubro está en auge, la publicidad de fármacos ha alcanzado el estatus de fenómeno y en la literatura anglosajona ha sido bautizado como “disease mongering”. Algo así como promoción de males. Donde ganan terreno las patologías mentales.
Mi negocio: los sanos
“Cuando ya estaba cercano a jubilarse, el director de Merck, Henry Gadsden, confidenció a la revista Fortune una opinión que quizá sería premonitoria. En ese momento -hace treinta años- expresó su intranquilidad porque el potencial mercado de su empresa estaba sólo en los enfermos. Explicó que su deseo era ver a Merck convertida en una compañía como Wrigley’s -distribuidor de chicles-. Y entonces remató. Hace tiempo deseaba producir medicamentos destinados a los sanos, así Merck tendría posibilidad de vender a todo el mundo”.
La introducción del libro “Selling sickness”, algo así como “vendiendo enfermedades”, del periodista australiano especializado en salud, Ray Moynihan, lo describió muy bien. No sólo porque muestra un antiguo deseo de las farmacéuticas, sino porque -como remata el texto- tres décadas después, el sueño de Henri Gadsden se hizo realidad.
Y no sólo en los países desarrollados.
“Las farmacéuticas apoyan o soportan la creación de enfermedades. Y sospecho que también es un problema en Sudamérica, porque las compañías tienen como objetivo a quienes se preocupan de su salud”, enfatiza Moynihan a La Nación desde Australia.
El periodista destaca en su libro que las empresas han convertido inconvenientes cotidianos en enfermedades que obligatoriamente deben atacarse con costosos medicamentos. “Problemas menores son descritos como afecciones graves. Así, la timidez se convierte en un ‘trastorno de ansiedad social’ y la tensión premenstrual se denomina ‘trastorno disfórico premenstrual’”.
Según Moynihan la venta de enfermedades se hace a través de diversas estrategias. Pero la que más da resultados es la del miedo. “Para vender a las mujeres la hormona de sustitución en el momento de la menopausia, se juega con el miedo a la crisis cardíaca. Para vender los anti-colesterol, la estrategia es el miedo a la muerte prematura”.
Según Moynihan el objetivo es el señor “todo el mundo”. Y las estrategias de marketing de las más grandes empresas se dirigen a los sanos.
Chile no es la excepción.
El jaguar también
Como un buen aprendiz de país desarrollado, Chile recoge frenético lo bueno y lo malo del “primer mundo”. Y las estrategias de posicionamiento de fármacos también cuentan entre las adquisiciones.
Según el vicepresidente del Colegio Médico, Pablo Rodríguez, la táctica de las multinacionales está ingresando lentamente a nuestro país. Aunque está prohibido por ley hacer publicidad a remedios que se venden con receta retenida y el Instituto de Salud Pública (ISP) revisa los contenidos publicitarios de la industria, la estrategia se abre camino.
“Ahora mismo, mira mi mail”- dice Rodríguez- mientras muestra cómo llega a su computador copiosa información sobre un determinado producto para tratar disfunciones sexuales masculinas. “Yo no les he dado mi correo -dice-, pero se las arreglan para hacerme llegar publicidad sobre los productos”.
Saber de boca de las propias mega marcas si es posible que promocionen enfermedades es casi imposible. “La Cámara de la Industria Farmacéutica de Chile no quiere hacer comentarios al respecto”, dice la voz femenina que asesora sus relaciones públicas. Y desde sus oficinas de calle Vitacura, María Angélica Sánchez, vicepresidenta de los laboratorios nacionales reunidos en Asilfa, desconoce la práctica a nivel local: “La verdad es que es primera vez que lo escucho, pero por lo menos la industria nacional es muy cuidadosa y responsable -dice Sánchez-. De haber una promoción de enfermedades sería serio y preocupante”.
Para Rodrigo Salinas, ex director del Instituto de Salud Pública, el fenómeno conocido como “disease mongering”, ha sido denunciado a nivel mundial y son las grandes compañías las que lo lideran. “Los laboratorios internacionales dirigen campañas que apuntan a que la gente se dé cuenta que tiene enfermedades hace tiempo, pero que nunca han considerado como tal”.
Prevención no es promoción
Salinas dice que hay un punto en el que la intención del Gobierno de incentivar la prevención de enfermedades y se podría confundir con usar más de estos medicamentos, sin embargo, Salinas dice que hay enfermedades claras y éstas se distinguen de procesos normales de la vida de cualquier ser humano. “Por ejemplo, si a alguien se le cae el pelo; o si alguien es tímido y eso pasa a llamarse fobia social. Hay enfermedades que las industrias tratan con medicamentos y otros simplemente identifican como etapas. Todo eso está muy cuestionado”.
La misma desconfianza llevó a Moynihan a entrevistar a Vince Parry, experto en publicidad de medicamentos, quien desde su oficina en el corazón de Manhattan le explicó su nuevo frente: “crear nuevas enfermedades”. Entre las favoritas de Parry, según destaca “Selling sickness”, está “la disfunción eréctil y el déficit atencional en los adultos”. Eso sin contar que prácticamente la mitad de las estadounidenses están afectadas por un síndrome bautizado como “disfunción sexual femenina”.
“Las empresas ya no utilizarían sólo el marketing -dice Salinas-, también las revistas científicas, para publicitar características que antes eran aceptadas y que hoy se transforman en patologías. Y en ellas estaría más disfrazado el interés farmacéutico”.
1 comentario:
Dice Jörg Blech:"una persona sana es una persona no diagnosticada o mal diagnosticada".
Dice el Dr. Kock: "Toda persona sana es un enfermo que ignora que lo es"
Así es la industria...crea para que crean estas paranoias...
Entra en:
http://pharmacoserias.blogspot.com/2008/09/disease-mongering.html
Estas cordialmente invitado...
Saludos y suerte con tu Blog.
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