lunes, septiembre 25, 2006

ACTITUDES SENCILLAS NOS PERMITEN DEJAR NUESTRA HUELLA EN EL UNIVERSO


EL JOVEN Y LAS ESTRELLAS DE MAR

En una playa tranquila, junto a una aldea de pescadores, vivía un escritor.

Todas las mañanas paseaba por la playa, contemplando las olas. De este modo se inspiraba, y por las tardes, se quedaba en casa para escribir.

Un día, mientras caminaba por la orilla del mar, vio una figura que parecía que bailaba. Se acercó y observó que se trataba de un joven que recogía de la arena estrellas de mar, una a una, y las devolvía al océano.

-¡Hola! –le dijo el joven sonriendo, sin dejar de hacer lo que hacía.

-¿Por qué haces esto? –le preguntó el escritor.

-¿No ve que ha bajado la marea y el sol brilla con fuerza? Si estas estrellas se quedaran aquí, en la arena, se secarían y morirían.

El escritor pensó que la intención del muchacho era muy buena y loable, pero sonrió con escepticismo y comentó:

-Pero hijo, existen miles y miles de kilómetros de playa repartidos por todo el mundo. Debe haber cientos de miles de estrellas de mar esparcidas por todas esas playas. Y tú, aquí, te dedicas a devolver al océano unas pocas. No creo que eso influya mucho. ¿Qué importancia puede tener?

El joven miró al escritor, recogió otra estrella de mar, la lanzó al agua, volvió a mirar al escritor y le dijo:

-Para ésta, si tiene importancia.

Aquella tarde el escritor no consiguió escribir. Y por la noche, apenas pudo dormir. A la mañana siguiente, muy temprano, se fue a la playa.

El joven se deslizaba con su tabla por las primeras olas del día, pero pronto se dirigió también a la arena.

Juntos, bajo el suave sol del amanecer, se pusieron a devolver estrellas de mar al océano.

El joven no dominaba tan bien las palabras como el escritor, pero le demostró que es posible influir en el Universo con actitudes sencillas, sin grandes pretensiones.

Recopilación

RÓMULO ELGUETA LAGOS

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