MASCOTAS Y REFLEJOS CONDICIONADOS
AL CLIENTE LO QUE PIDA
Al volver de un viaje de pesca en el que no conseguimos más que una perca –cosa que no nos iba alcanzar ni siquiera para un almuerzo frugal-, mi hija y yo decidimos dársela a sus gatos. Dejó el pescado en el plato de los animales y éstos se acercaron a olerlo, pero luego volvieron a alejarse sin siquiera probarlo.
Pensando rápidamente, mi hija recogió el plato, lo acercó al abridor de latas eléctrico, hizo funcionar éste un momento y volvió a dejar el plato en el suelo.
Los gatos se abalanzaron en seguida sobre él.
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