domingo, diciembre 17, 2006

TRANSPLANTES




SOCIEDAD

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España se apunta a la cirugía de ciencia ficción

El trasplante de brazos llevado a cabo esta semana en Valencia es la antesala del primer implante de rostro en nuestro país ? Los últimos avances en microcirugía permiten ensamblar huesos, arterias, tendones y piel

Marta Borcha

VALENCIA- Una vez más, la realidad supera a la ficción en el universo de la cirugía. España, con la tasa de donación y trasplantes de órganos más alta del mundo -35 donantes por millón de habitantes-, consolida y refuerza su liderazgo en el campo de la investigación médica con la realización del primer trasplante bilateral de antebrazos y manos a una mujer, un hito histórico que sitúa a la sanidad española a la vanguardia en este tipo de intervenciones.
Tras 28 años sin manos, sin poder tocar, escribir, acariciar o coger un objeto por culpa de un accidente en clase de química que le arrancó estas extremidades en su juventud, Alba Lucía Carmona, de 46 años, originaria de Colombia y residente en Castellón de la Plana, se despertó el pasado 1 de diciembre en una habitación del Hospital La Fe de Valencia con dos nuevas manos que estimó «preciosas».
El equipo de expertos cirujanos de la Fundación Pedro Cavadas hizo posible este milagro de la ciencia. Las manos y seis centímetros de los antebrazos de una donante con un tamaño y tono de piel parecidos al de Alba y el mismo grupo sanguíneo fueron trasplantados mediante cirugía microvascular a la receptora a través de la unión de huesos, arterias, venas, nervios, tendones y piel.
El brazo en la pierna
Desde 1994, el cirujano valenciano Pedro Cavadas se dedica a la reconstrucción microquirúrgica y realiza una media de 1.400 intervenciones anuales utilizando los tratamientos más novedosos. Innovador donde los haya, Cavadas logró hace dos años salvar el brazo amputado a un paciente, Israel Sarrió, manteniéndolo unido durante nueve días a las arterias de una pierna. Con ello, consiguió preservarlo mientras ganaba tiempo para curar una grave infección localizada en el muñón donde debía implantarse el brazo.
Como muestran los casos más recientes de trasplantes, todo es posible hoy gracias a las técnicas más punteras y a los cirujanos, maestros del pulso y de la precisión. Isabelle Dinoire, una mujer de 38 años con la cara completamente deformada por el ataque de un perro, se convirtió el año pasado en la primera persona en la historia en beneficiarse de un trasplante facial de una donante en estado de muerte encefálica en Francia.
El equipo de médicos del hospital francés Eduard Herriot de Lyon, artífice de la primera operación de mano en el mundo en 1988, y la Unidad Maxilofacial del hospital de Amiens, llevaron adelante la primera «alografía parcial de la cara» en la nariz, labios, mentón y mandíbula. La técnica consistió en poner una nueva cara sobre la estructura ósea del rostro de la paciente y conectar vasos y nervios. Hoy, un año después, las cicatrices que exhibía Isabelle Dinoire han desaparecido, la movilidad facial ha vuelto y en la actualidad puede comer y beber sin problemas e incluso fumar.
Mientras médicos británicos y estadounidenses elaboran planes para un total trasplante de rostro, en España, el presidente de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, considera que el «éxito» del doble trasplante de brazo y mano practicado a Alba «consolida una técnica que constituye el primer paso para lograr en nuestro país el trasplante de rostro». La reciente operación, expone, «sitúa a España en un club de países muy selectos, que practican la técnica bilateral, de la que se pueden beneficiar muchas personas que hayan sufrido un accidente o un traumatismo». Al tratarse de «un trasplante de tejido compuesto es conceptualmente muy parecido al de cara». De hecho, Matesanz asegura que ya hay un grupo de especialistas trabajando en Valencia para poder realizar futuros trasplantes de cara y que, cuando se pida la autorización para llevarlo a cabo y si se cumplen todos los requisitos, «no hay razón para denegar su permiso» .
No hay complejidad técnica
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, Miguel Burgueño García, coincide en señalar que los especialistas españoles «están técnicamente preparados para abordar una intervención de estas características, ya que desde el punto de vista técnico, la operación es bastante sencilla para un microcirujano». El único inconveniente, a su parecer, son «las numerosas incógnitas que todavía quedan por resolver, pues no existe una experiencia clínica a largo plazo en este tipo de operaciones».
La misma opinión sostiene el cirujano Luis Landín, miembro del equipo de la Fundación Cavadas. Este especialista, que extirpó al donante las manos que luego trasplantaron a Alba, asegura que «el hecho de realizar un trasplante de este tipo no era nada nuevo para nosotros, ya que estamos desarrollando un modelo de trasplante de cara». Por ello, solicita incluso que se «abra en España una línea de trabajo puntera de trasplantes de tejido compuesto, aún infrecuentes en el mundo».
Otro trasplante inaudito fue el que recibió la norteamericana Claudia Mitchell, de 26 años, que este año ha pasado a ser la cuarta persona en el mundo y la primera mujer que ha recibido el trasplante de un brazo biónico con el que puede realizar funciones simplemente pensando en ellas. El brazo implantado, diseñado por los investigadores del Instituto de la rehabilitación de Chicago, pesa casi cinco kilos y cuesta entre 47.000 y 60.000 euros y está unido al tronco de la paciente por un arnés en el que se encuentran las terminaciones ultrasensibles, Éstas reciben la presión muscular de los pectorales y la convierten en señales que mueven la prótesis. Los investigadores aseguran que el brazo podría incluso dar a Mitchell el sentido del tacto, colocando unos electrodos en la mano que se encargarían de enviar señales que el cerebro reconocería como sensación.
Vivir con los órganos de una persona muerta, sobre todo si tienen que ver con la imagen corporal de un individuo, no siempre resulta fácil como confirman algunos casos en los que el paciente rechaza el trasplante por cuestiones psicológicas. Hace ocho años el cirujano francés Jean-Michel Dubernard -el mismo que participó en el trasplante de cara- llevó a cabo el primer injerto de mano en un paciente neozelandés de 50 años. El receptor del miembro no aceptó desde el punto de vista psicológico su nueva mano y ésta tuvo que ser amputada. El hombre declaró que se sentía «mentalmente separado de la mano» a la que calificaba como «repulsiva y marchita». Prefirió vivir sin mano, que con la de otra persona.
Como mantiene Rafael Matesanz, hoy en día «se puede trasplantar cualquier órgano menos el cerebro, porque es ahí donde radica la vida». A su juicio, el futuro de los trasplantes «más que en los órganos se encuentra en los tejidos y células, especialmente en estas últimas, que hoy por hoy son la gran esperanza de la medicina del siglo XXI igual que los órganos lo fueron del XX».

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