SINBAD, EL MARINO
Sinbad
Como siempre, Sinbad se hacía a la mar simplemente porque se aburría con la vida callada de la ciudad. Un día, llegó a una isla extraña y accidentalmente el barco zarpó sin él. Entonces subió hasta la cima de un árbol alto e inspeccionó la tierra a su alrededor. Vio algo que parecía una gran roca blanca y caminó hacia ella. Era muy lisa y resbaladiza. De repente, un pájaro grande aterrizó y se sentó en la roca. En realidad, era un huevo gigantesco. El pájaro era tan grande que sus piernas eran más gruesas que los troncos de los árboles. Sinbad desenredó su turbante y se ató a una pierna del pájaro. Cuando el pájaro prendió vuelo, Sinbad fue transportado hasta muy alto en el cielo. Él estaba muy orgulloso de sí e imaginaba que en poco tiempo, estaría de regreso a casa. En cuanto el pájaro aterrizó, Sinbad desató su turbante y se vio libre. Al mirar a su alrededor, Sinbad se desanimó. Estaba rodeado de montañas tan altas que tocaban las nubes y tan empinadas que no podían ser escaladas. Entonces él hizo otro sorprendente descubrimiento. Esparcidos en el suelo habían miles de diamantes esplendorosos, algunos tan grandes como su cabeza. Estaba rodeado de una riqueza enorme, pero estaba atrapado. De repente, algo cayó al suelo, cerca de él. Era un pedazo grande de carne, que al aterrizar, se ensartó en los diamantes. Después más pedazos de carne cayeron alrededor de él. Inmediatamente, un pájaro apareció, recogió la carne acribillada con los diamantes y voló lejos. Sinbad tomó algunos diamantes y los metió en su bolsa y la ató alrededor de su cintura. Después colocó un pedazo de carne en su espalda y lo envolvió con su turbante. Luego se acostó boca abajo en el suelo. Pronto otro pájaro bajó y recogió la carne amarrada a Sinbad. Sin aliento, Sinbad se elevó en el aire a gran altura. Por fin, el pájaro se posó sobre un acantilado y ahí hizo su nido. Tan pronto como el pájaro aterrizó, alguien pegó un grito y ante el asombro de Sinbad, un hombre apareció. Con la ayuda de un palo, el hombre logró ahuyentar al pájaro. Él también se sorprendió al ver a Sinbad en el nido. Este hombre era quien había tirado los pedazos de carne y quien se apoderaba de los diamantes cuando los pájaros volvían a su nido. A Sinbad le encantó la inteligencia del hombre y le dio los diamantes que él había escondido en su bolsa. El hombre guió a Sinbad por la ladera de la montaña hasta la orilla del mar y lo puso en el siguiente barco que atracó en el puerto. Cuando Sinbad volvió a casa, se convirtió en un hombre de gran fama y fortuna.
Recopilación
RÓMULO ELGUETA LAGOS
RÓMULO ELGUETA LAGOS
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