REFLEXIÓN: APRENDER A PENSAR
Aprender a Pensar Aprender a aprender..., enseñar a pensar..., enseñar a aprender... y también algunos dirían... aprender a enseñar... Son frases que están en boca de mucha gente dentro de este mundo educativo que nos rodea. Últimamente se descubre que la verdadera función de la escuela es la de transmitir una habilidad que sintetice todas las demás funciones que le son propias: pensar. Después, y dependiendo del estilo y formación del interlocutor, se añaden otros complementos al verbo pensar: "creativamente", "críticamente" o "autónomamente". Pero, si tratamos de entender y comprender qué es esto de pensar y por qué razón es ahora el centro de la educación, los argumentos no acostumbran a ser, ni creativos, ni tan solo críticos, ni mucho menos autónomos... Nada más hay que revisar la abundante producción de libros con títulos seductores, programas informáticos con mucha publicidad, sesiones "psicopedagógicas" por especialistas..., que se limitan a ofertar un repertorio de "recetas" con las que nos podemos acomodar a las exigencias de la concepción escolarista del pensar: - como subrayar un texto, - memorizar una fórmula, - hacer un resumen, - leer y enterarse, - como relajarse y cargarse de optimismo ante un examen... Nadie discutirá la eficacia de estas habilidades y su indudable utilidad para el largo... y obligatorio oficio de aprender en contextos escolares. ¿Pero, es esto realmente pensar? Probablemente forman parte de la gimnasia intelectual, pero no constituyen el núcleo de aquello que llamamos pensar. No se trata, pues, de técnicas de estudio con efectos especiales, sino de construcción del pensamiento. Por tanto, no es lícito reducirlo todo a una cuestión de procedimientos milagrosos, a no ser que lo que se quiera sea adaptar la cabeza de los alumnos a las rutinas de una función docente predeterminada. (Monereo C., 1993) citando a otros autores, hacía la siguiente reflexión en sus clases: "En la escuela, a menudo... lo único que se aprende es a ser alumno..." ... como si todo el proceso de la escolaridad obligatoria se volviera un acto de amaestramiento socializado continuo y permanente, adornado con ciertos contenidos disciplinarios más o menos contextualizados. Y es que... si la escuela no es capaz de enseñar a pensar, es que realmente no es escuela. Y enseñar de verdad no es limitarse a impartir y repartir... paquetes de información y, de tanto en tanto, controlar... su ingestión. Recopilación RÓMULO ELGUETA LAGOS CAPACITADOR EN TIC's
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